pequeños saltamontes

No sé porque estás de vuelta, y tampoco porque dejo que vuelvas. No sé porque te dejo que me hagas esto. Y tampoco porque te escribo de nuevo, otra vez, algo más, mientras suena La Valse d'Amelie y te lloro. Es algo raro y me provoca punzadas en el pecho. Me atraviesa. Me parte en dos. Aunque no lo puedas entender. Puede ser que la razón sea que te dije adiós sin desearlo, sin quererlo apenas durante dos milésimas de segundo. Yo no queria que te marcharas. Ni que fuera todo tan rápido. No quería despedirme de tí y no lo hice, porque de un modo u otro sigues conmigo. Lejos pero a la vez muy cerca. Porque te quiero. Te quiero a rabiar. Te quiero sin medida. Te quiero aunque era un amor difícil. No imposible, pues ganas no nos faltaron e hicimos el intento. Pero fracasamos, juntos, pero fracasamos. Eras el chico prohibido. Y lo prohibido se hace tentador. Yo no quise, lo juro que no quise. No quería enamorarme de tí. Ni un poquito. Nada. Cero. Pero era inevitable. Y aquí me ves, hasta las trancas. No sabes todo lo que he callado, pues desconoces que me moría de ganas de besarte el otro día. Que si no lo hubiera pensado dos veces, hubiera ido hasta tí y así parar el tiempo durante unos instantes. Solo por tí. Maldigo mis ganas, y la mala suerte de encontrarte.

0 pequeño(s) saltamontes:

Publicar un comentario

¿Qué le dices a este corazón?